Las lesiones meniscales entran entre las lesiones de rodilla más comunes.
El menisco es un cartílago situado en el interior de la articulación de la rodilla. Tiene forma semilunar y su principal función es aumentar la profundidad de la superficie relativamente plana de la parte superior de la tibia.
El menisco distribuye las fuerzas transmitidas a través de la rodilla: soporta alrededor del 40% de la carga que recibe la articulación. Además interviene en la estabilidad a la rodilla.
El tratamiento inicial de un menisco roto se dirige a reducir el dolor e inflamación de la rodilla. Su médico puede recomendarle
que camine con muletas durante algunos días para mantener la rodilla en reposo y que le aplique hielo para reducir el dolor y la hinchazón. Si la rodilla está bloqueada y no se puede desbloquear,
puede estar indicada la cirugía precoz para retirar la porción desgarrada y atrapada en la articulación. Mirar láser Rainbow drops o de alta potencia.
Hoy día la mayor parte de la cirugía meniscal se hace mediante artroscopia. Pero en otras circunstancias hay que recurrir a la
reconstrucción de la articulación.
Las lesiones ligamentosas también son relativamente frecuentes, sobre todo con la práctica deportiva. Hay ciertos
casos en lo que es necesario intervenir quirúrgicamente cuando hay desgarro o rotura de ligamentos.
La fisioterapia en ambas lesiones es de primordial importancia para una buena recuperación total de la
articulación.
Sus objetivos iniciales son la disminución de la inflamación y el dolor, aumento progresivo de la movilidad, aumento de la
tonificación muscular perdida, y un buen trabajo propioceptivo.
Los objetivos a medio y largo plazo son la readaptación a la normalidad en el deporte o en las actividades que realice el
paciente en su vida diaria.
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