Las prótesis, tanto de rodilla como de cadera, son bastante frecuentes puesto que el miembro inferior es una extremidad de carga y su degeneración es habitual. Esta degeneración ósea puede llegar a ser altamente incapacitante tanto por falta de fuerza, por inestabilidad y por el intenso dolor, ya que el roce de las superficies óseas provoca una inflamación que puede llegar a limitar prácticamente cualquier movimiento de la articulación.
En el postoperatorio juega un papel fundamental la fisioterapia, para evitar adherencias que restrinjan movilidad a la prótesis.
Este tratamiento se basa en ejercicios desde el día siguiente a la cirugía, comenzando con drenajes para bajar la inflamación, movilizaciones pasivas y más adelante movilizaciones activas y ejercicios de potenciación para fortalecer la musculatura que permita caminar, subir y bajar escalera, etc., consiguiendo una actividad prácticamente normal.
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